miércoles, 14 de enero de 2015

Un guión de cine

Tomás Rodríguez
           
Adrian. (www.skysports.com)
La noche del martes 13 de enero Londres se preparó para escribir una paradoja a lo que todos esperarían que sucediera en una fecha tal, al menos para los supersticiosos del fútbol, en el cuidado pero barroso césped de Boleyn Ground. Todos los que asistieron vivieron una película que tuvo drama, milagros, héroes, acción y muchísimos goles.


Los jugadores de ambos equipos, aún sin saberlo, vivirían un guión digno de cualquier sala de cine, para pequeños y grandes, para todo público. Tanto el West Ham –que jugaba en casa- como el Everton tendrían que buscar las maneras más rápidas de sentenciar el partido, de ser posible, en el primer tiempo. Pero no fue así. La primera parte resultó ser una extensión del calentamiento previo al encuentro que se supone dure menos y en este caso duró 45 minutos.

Lukaku, la roja y el gol de Mirallas. (www.theguardian.com)
Cada cierto momento se escuchaba un respiro colectivo y un suspiro que salía del estadio cuando Romelo Lukaku fallaba las situaciones más claras, los hammers por su parte estuvieron defendiéndose y buscando como romper el cerco de los visitantes. Doble pitazo y así terminaba una primera parte de calentamiento. El juego sería largo.

El nudo: Se podría decir que uno de los afortunados de estar en el largometraje fue el árbitro del partido quien le indicó a toda la audiencia que el receso había terminado y continuaría la, hasta el momento, suspensiva función. Escena siguiente: a los seis minutos de pasar el ecuador del partido el ecuatoriano Enner Valencia marcó el primer gol de los 21 que se realizarían en el encuentro y cinco minutos después vendría la tarjeta roja para Mcgeady que dejaba al Everton con diez jugadores. Empezaba el drama.

De una y otra forma Carroll y todo el West Ham intentaban conseguir el segundo gol de un partido que parecía necesitar el tanto de culminación para terminar el juego. Una tarjeta amarilla se opuso a que eso sucediera y encendió la llama de un aguerrido Mirallas. Una y otra vez los locales exclamaban tranquilidad en cada balón que continuaba fallando Lukaku. Repentinamente se detuvo la grabación para darle paso a la siguiente escena llamada “Mirá las comba”.

Tiro libre a favor del Everton. Nadie lo imagina, nadie lo espera, ni el arquero que se posiciona a la izquierda del arco como si el balón quisiera estar en su pecho. El esférico los engaña y sonriente toma el efecto perfecto para dejar atónitos a los fanáticos, todos con boca abierta y las mallas bailaban. West Ham 1-1 Everton, minuto 82. El conjunto visitante jugando con diez lograba alargar el partido a la prórroga.

Dos desenlaces: La incredulidad reinaba en el ambiente y el “no puede ser” pasaba de voz en voz. El tiempo de prórroga comenzaba y solo diez jugadores se creían lo impensable al verse rodeados de 11 jugadores más el resto del aforo

Para los hammers no había mucho nerviosismo porque sabían que en el fútbol todo puede pasar, todo menos un gol del visitante tras el regateo y la espiral tipo reloj producida en Mirallas y enviada a Lukaku para que toscamente se la dé a su cliente que se encuentra atravesando la última raya en la avenida minuto 97. West Ham 1-2 Everton. El belga junto a su equipo vestido de blanco celebraban alzando el dedo hacia el oscuro cielo, contemplándolo. Era un milagro y podían estar tranquilos, aunque fueran diez podían contra 11. Si bien al guionista futbolero nada de lo que sucedió le pareció suficiente y venía más.

Era el momento de refrescar al equipo o al menos eso parecía hablar el discurso propuesto por Sam Allardyce. Se producía la sustitución e ingresaba Cole por Collins. Minuto 110 de partido, los locales no podían sino tocarse la frente con los dedos y pensar en el porqué, excepto el jugador que acababa de entrar sin gota de sudor. Él no.

Tiro de esquina a favor del West Ham. La defensa correctamente posicionada para despejar. Joel, el portero, preparado para cuidar su arco. Pelota en el aire, giraba, tocaba en una cabeza, rozaba los cuerpos, hasta que vio un pie en bandeja que no dudó en tocar. Gol de Cole, gol del West Ham 2-2 y un perfecto final de película: los penales.
            
Un ganador: Hay partidos en los que no se puede empatar y solo un contendiente debe irse con la victoria, y este era uno de esos casos. En el papel se le veía más aventajado a Joel, arquero del Everton, quien hizo las atajadas oportunas y se le veía seguro. Adrián guardameta del West Ham quizá era en quien menos pensaban porque solo había aparecido en pocas ocasiones y tenía que encontrar una estrategia para conseguir otro milagro. Ambos porteros españoles.
           
Empezaba la tanda. Mirallas era el primero y marcaba su segundo gol de la noche. Luego Noble, gol. Luego Naismith, que fallaba, parada de Adrián. Nolan, Lukaku, Carroll, Baines, Creswell, todos goles. Turno de Oviedo, Adrían lo desafiaba con un gesto de “te estoy mirando” y el costarricense evadía la intimidación. Chute… y al lado, gol de Oviedo que luego le dijo lo mismo “te estoy mirando”. Continuaba la sesión. Se venía Downing, pero Joel leyó el disparo y se lo detuvo. Todo comenzaba otra vez. Barry, Cole, Stones, Valencia, Jagielka, Amafiltano, Coleman, Jenkinson, todos goles. Era el turno de los arqueros.
            
El momento donde ya casi no quedan palomitas, donde las lágrimas comienzan a salir y la mirada se inmoviliza. Todos se preguntan qué sucederá y así corría la última escena. Joel tomaba su balón, lo colocaba en el punto de penal. Se retraso y se decidió a disparar. Corría con lentitud, tanteando el césped, tanteando el lugar a donde iría. Optó por la puntera y la potencia, y al travesaño no le agradó e impidió que el balón entrara.
           
Turno de Adrián. Para el español el encuentro que se había convertido en un maratón no tenía más que ya irse a los créditos. No dudó, estaba clarísimo, era su momento. Se ubicó para chutar, para dar ese zapatazo, pero antes se quitó los guantes. Tuvo fe u osadía. Corrío y con potencia envió el balón a la red. El portero fue el héroe porque marcó el gol de la victoria. Toda una historia digna de un guión de cine. Largo el relato como tan largo el partido.   

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